Para menda, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de León, es ahora (dese hace casi medio siglo) sede del actual Banco Bilbao Vizcaya, donde sacrifiqué muchos de mis años de trabajo, para ganarme la vida. No me arrepiento.
Pero su especial emblema le vino a este edificio hace ya cien años. Justo el próximo día 14 de febrero va a celebrar su noviazgo con león, como si fuera un día de San Valentín y de enamorados. Todo un señor centenario, sí señor.
Mas, su apellido no fue este: Sede de BBVA (ni siquiera del aquel tierno Banco de Bilbao, cuya primera Oficina Sucursal en León fue abierta en la actual calle Ancha, justo en los locales que ahora ocupa una concurrida chocolatería y churrería). Su primer apellido y destino, fue Sede del Casino de León, que se consiguió por el empeño de su entonces Presidente, Don Emilio Hurtado. Y con el diseño y el trabajo del arquitecto Don Gustavo Fernández Balbuena.
Otro motivo personal que me emociona es tener la suerte de conservar un recuerdo entrañable, en forma de foto enmarcada de una imagen famosa de Monasterio de San Miguel de Escalada, donde dejó reflejada la belleza de su precioso nártex el magnífico fotógrafo Winocio Testera.
Esta foto, a parecer, "sobraba" en este recinto, cuando a mediados de la decena de los años setenta del siglo XX llevaron a cabo un vaciado de todas sus estancias con el fin de adecuar una oficina bancaria más moderna. Yo no me quejo, porque esta reliquia me supone un verdadero premio de sorpresa. Y lo conservo como oro en paño.
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Pero retomemos la historia del arquitecto y sus trabajos en el edificio del Casino de León, en la mismísima Plaza de Santo Domingo.
De mucho tiempo atrás su familia ya tuvo relación con el pueblo de Ardoncino, en el Municipio de Chozas de Abajo, y desde esa proximidad tenía buenas relaciones personales con las instituciones leonesas, y con sus colegas de profesión. Por lo que, sin duda, le fue propicia la ocasión de encargase de la obra del Casino de León.
La arquitectura de Don Gustavo (1888-1931) se mueve entre la vanguardia y la tradición. Esta última la conoce él muy bien, por las construcciones populares de Ardoncino, que investiga y divulga en revistas de Arquitectura. Y en sus obras concilia las raíces populares con el academicismo moderno del novecientos, sobre todo de Viena.
"Las fachadas del edificio del Casino de León combinan de manera armoniosa, pero son diferentes. La fachada que se ve desde la plaza de Santo Domingo destaca por su simetría, presenta un cuerpo central flanqueado por dos torres, más sencillo el de la calle Pilotos Regueral, y más significativo el de la plaza de San Marcelo, acentuando la entrada principal".
Cuenta así su nieto, Don Gustavo Mato Fernández, en su recuerdo:
En el otoño de 1921, Gustavo Fernández Balbuena escribe su artículo “La arquitectura humilde de un pueblo del páramo leonés”. Mi abuelo tenía verdadero amor por Ardoncino y ya casado pasaba largas temporadas allí descansando, junto con su esposa y sus hijos, y cerca de sus suegros. Los niños pasaban todas las vacaciones de verano allí.
D. Gustavo tenía tal pasión por su profesión de arquitecto, que su salud se resentía por el ritmo enloquecedor de trabajo que se imponía; y cada vez que se encontraba mal iba a Ardoncino a reponerse.
Recién casado, pronto planea cumplir un sueño: convertir sus catorce fincas de Ardoncino en un lugar autárquico, autónomo, en el que poder aislarse de todo para seguir creando sin depender de nadie; así, con este motivo, proyecta y construye una casa para sí y su familia, “La casa de arriba” que figura en los catálogos de arquitectura como una obra singular. (Por desgracia, la casa fue derribada en los últimos años de la primera decena del siglo XXI).
La casa tenía de todo, salvo molino, porque confiaba que nunca le faltaría el molino del abuelo de José Ramón Fierro, para moler su trigo. La casa está -mejor dicho, estaba, ¡hasta hace bien poco estaba!- en el alto del pueblo y desde allí se contempla aún un horizonte sin límites; se puede ver León y todo el páramo, también la línea de montañas que separa el reino de León de Asturias; y todo a escasos 300 metros de la iglesia de Ardoncino, de “La casa de abajo” y de las bodegas; basta, desde allí, con dirigir la mirada hacia la minúscula vallina para ver todo Ardoncino; y allí arriba se está varios grados de temperatura más fresco que abajo y siempre corre la brisa: ¡un verdadero paraíso!"
Fuente.-
https://www.gustavomata.com/galeria-familiar/la-familia-fernandez-balbuena-y-ardoncino
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Arquitecturas populares de Ardoncino, según
Don Gustavo Fernández Balbuena:
Fuente:
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Esta tierra de Ardoncino, en Chozas de Abajo, de Ardón y La Rozuela, nos recuerda que allí también hubo hace siglos una primera semilla -o raíz - de lo que luego sería nuestra lengua: fruto de los primeros pasos de lo popular: "lo nacido desde el pueblo". Hablamos del valioso documento local de:
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