"dubito ergo cogito; cogito ergo sum"
"ego in dudum dixi" = no hace mucho que yo dije...
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San Agustín ya nos dijo claramente, en "La Ciudad de Dios", su argumento precartesiano: "cogito, ergo sum":
... "Quid si falleris? Si enim fallor, sum. Nan qui non est,
utique nec falli potest, ac per hoc sum, si fallor".
... "¿Qué? ¿Y si te engañas? Pues, si me engaño, existo. El que no existe no puede engañarse, y por eso, si me engaño, existo."
Descartes hizo sobre esto un verdadero método, en busca de lo que no admita ningún tipo de duda. Y ahí seguimos todos.
Pero la duda es incluso anterior a la existencia. Lo incierto (el "dubium" de los latinos) es un peligro, y un riesgo que hemos de correr. Es también cuestión, examen, reflexión, indagación. Lo que llamaban "dubitatio", pero activa. Y por fin es - lo sigue siendo - perplejidad; y hasta dificultad de pronunciar... de pronunciarse. Es decir: "haesitatio".
Eso mismo le pasó al apóstol dídimo, Tomás Judas, de quien decían que era gemelo (idéntico) a Jesús. Su perplejidad le llevó a la cuestión, y con ellas alcanzó sobreponerse a lo incierto.
Lo incierto para todos - la duda para todos - es la resurrección.
(en la imagen: Tomás Dídimo metiendo sus dedos en la llaga de Cristo, detalle escultórico en el claustro de Silos)
agf
"ego in dudum dixi"
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