LA SEBE, LA BROZA, Y LOS "NIÑOS BUSCANDO NIDOS"
LA SEBE, LA BROZA,
Y LOS "NIÑOS BUSCANDO NIDOS"
Se puede - y se debe - luchar por la coexistencia de los bienes ancestrales en nuestros pueblos ahora arruinados por el mal entendido progreso. Bienes culturales que fueron reales (materiales e inmateriales) que forman parte de nuestras tradiciones recientes, y que son ahora cada vez más postergadas.
Me "presta" saber que se empeñan en tejer con vilortas vegetales "una gran sebe protectora", como un baluarte contra las invasiones modernas de gigantes y aspavientos muy poco quijotescos, y contra los ataques de las modernas granjas solares, que nada tienen que ver con el respeto a las aves y a los pájaros.
Ojalá que seamos todos capaces de invadir y desbordar nuestros pueblos salvadores con estas sebes, que no fueron vallas ni cercas para aislar, sino refugios salvadores de vida, pasada, presente y futura.
Las sebes se hacen con pequeños manojos de palos, varas y ramas, atados horizontalmente con vilortas, y fijadas a estacas verticales o a los árboles que aún perviven en el perímetro de las fincas.
Esas redes vivas son lugares propicios para guardar y resguardar muchas más vidas, de pájaros, de insectos, de anfibios; y hasta semilleros de minúsculas vidas que crecen en lo fresco de la umbría, y en las hermosas camas de "la broza". Ésta, la broza, es como un oxímoron hermoso que llamamos maleza.
Ser el zorzal que, acurrucado, espera
oculto entre las ramas, rodeado de espinas,
a que pase el peligro.
En completa quietud,
sin temor a la muerte, sólo inquieto
por la mano de un niño.
(poema final del libro de Antonio Manilla.
"BROZA" /Pretextos-2013)
agf/2024
uno que de niño buscaba nidos en las sebes.
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