HOY TENGO OJERAS DEBAJO DE LAS CUENCAS (1) DE MIS OJOS
Hay días en los que el alma
se asoma por mis ojos.
Dos cuencas cuelgan
de este mi territorio rodeado de alturas,
donde el agua salada de mis lágrimas
se desliza en quiebra
y en
triste bancarrota.
Los ojos se me esconden
en la oquedad, y un hontanar salado
me nace de sus órbitas.
Buscan mis ojos el mismo territorio y destino
que los lleve al mar,
a un río,
a un lago;
a
una hondonada seca,
o a una fértil vega.
Mis ojeras son
lívidas manchas
en mi piel seca,
reseca;
a pesar de mi empeño
de aplicar una pequeña capa de
cristalina aceite,
como si fuera
un medicamento milagroso.
¡Ay, infeliz de mí!: a mis ojeras
las estoy llamando “lavaojos”…
Horacio: vasija a modo de concha, que sirve de salero.
Plinio: trompeta o caracol que los poetas atribuyen a los tritones.
Varro: El convexo azul del cielo.
Lucrecio:
Molusco que cría perlas purpúreas.
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