6.-
Me
encontré con Helena, la que vende el pan,
en la calle estrecha como sus medias negras,
la que invita al viaje.
Helena,
tengo hambre de árboles, hambre de piedras.
El cielo siente nostalgia por el cielo. La tierra está
seca.
Necesita lluvia, tu pura lluvia.
¿Brotará
el agua de tus pechos de azucena,
para que el árbol seco no muera?
¿Podrías
tú levantar el olor del pan
hasta la azotea, hasta un país lejano
y eclipsar las rapsodias de Homero?
Helena,
qué crueles eran los griegos, (en la plaza salvaje,
el olor
se hizo añicos), qué estúpido era Ulises, errando
por puro placer en la rosa de fuego.
Y Helena responde:
la guerra de Troya no tuvo lugar,
no existió nunca, no.
Pero sí la lluvia,
la pura lluvia, brotó de mis pechos de azucena,
en la calle estrecha como mis medias negras,
donde vendo el pan.
Del libro "EL ATLETA DEL ABISMO", de Antonio
Ángel Agudelo
CATORCE BIS, 2019
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