miércoles, 4 de febrero de 2015

Eco

Eco era una ninfa
que repetía, en poemas, las palabras más bellas.
Eco era la guardiana
que pusieron los dioses, en las humanas grutas
llenas de pensamientos.
Era Hera la más envidiosa
de las diosas, y la dejó sin habla.
Oh, cruel castigo: castigarle
a repetir,
solamente, las últimas palabras,
y convertirlas en puras reflexiones de sonidos,
en meras ondas rebotadas
que otros propagaban.
Todo cambia en la dirección,
o en el sentido...
si el eco es sólo eco:
un sonido vacío...
No quiero ser Narciso;
he de volver al inicio del inicio;
he de volver a la belleza.
(agf/04.02.2mil15)

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