Dios también se equivoca


"Sólo el día que mis huesos se conmuevan, ese día

mis lágrimas serán las que me inmolen y perdonen".
(Felipe Felipe J. Piñeiro/ EL LADRÓN DE SENTIMIENTOS/ Eolas/2014)


Dios también se equivoca.
Hizo al hombre del polvo;
y le insufló el aliento.
Pensó: "Son polvo las estrellas".
Añadió Dios el agua al polvo,
e hizo el barro, para que tomara forma.
Y dejó en la cara del hombre la marca de sus dedos.
Dejó secar el barro,
- por dentro, muy por dentro -,
a fin de que lo sostuviera.
Y al hombre le salieron huesos,
por dentro... Le crecieron durezas,
que no se le deshacen
ni después de muerto.
Ni siquiera las lágrimas de los que lloran su muerte
las derriten,
cuando Dios lo reclama
para que vuelva al polvo.
Dio Dios al hombre la libertad,
para que vuele a las estrellas;
pero no le puso alas...
¡¡¡Dios también se equivoca!!!


(agf/06.0.22mil15)
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