GENTE DE AQUÍ: AMADO CANCELO GARCIA

RECUPERANDO UNA ENTRADA DE HACE TRES AÑOS (EN OTRO BLOG): 

Citado (lamentablemente resumido y mal interpretado) en La Crónica de León , Vivir, Historia-Obituario (28.10.2008)


El jueves pasado, 23 de octubre, (año 2008) murió Amado Cancelo GarcíaAmado era mi amigo. Lo es. Amado era un hombre sencillo, nacido hace 84 años en San Miguel de Escalada. Estar enamorado de su Monasterio mozárabe es fácil. Casi necesario. Pero Amadoademás estaba enamorado de su pueblo, y de su comarca. Y en ello echó su empeño por largos años, investigando, estudiando y divulgando. Había publicado hace unos años un estudio exhaustivo sobre el Concejo de Val de San Miguel de Escalada, y hace unos días tan sólo otro más sobre la reconstrucción histórica de las dos iglesias de Escalada y de su Abadía. Este último trabajo no lo ha podido tener en sus manos, terminado y guapo. El mismo jueves le iban a llevar los libros desde la imprenta; pero él ya no estaba.
Yo, seis días antes de su muerte, había convencido a Amado para presentar su libro, apropiadamente (y merecídamente para él). Amado, en su modestia, se hacía el remolón. Sólo quería dejar su obra terminada, porque así se lo había prometido a su esposa, muerta en febrero de este año; y entregarla a la Asociación Priorato de Escalada. Así será. Pero yo también quiero que esa presentación se haga, pasado un tiempo de luto, necesario. Con todo el boato merecido.
Amado coincidía conmigo, ( Mejor dicho: yo coincido con Amado) en asegurar que lo importante de la historia es la divulgación. En el sentido más común y popular: "poner a disposición del vulgo". Sin teorías ni exposiciones rimbombantes.
A modo de invitación a todos, y de homenaje a Amado y a nuestro Priorato, voy a contar algo curioso, histórico, y simbólico, sobre las colmenas del Priorato. También a modo de alegato de defensa ecologista de unas moscas laboriosas, escasas en estos tiempos, y amenazadas.


Una tarde de mayo del pasado año visité, una vez más, el Monasterio solitario. Cada vez que voy a verlo, como un enamorado, me guarda una sorpresa. Fuí temprano, en las horas templadas de la siesta, y estaba cerrado todavía. Dí un paseo alrededor, llevando en mis manos la cámara de fotos, como casi siempre. Las ruinas excavadas de la parte exterior del norte están más aruinadas, castigadas por la crudeza del invierno, a la intemperie. Y me apené. Al desembocar en los lomos de los tres ábides mozárabes, al saliente, oí un zumbido que colgaba del alero del tejado. Dos zumbidos: uno en la esquina norte, y otro en el rincón del sur, donde el cielo deshacía el azul con los rayos jalde del sol, que calentaba a intervalos entre las nubes blancas y grises, y picantes. Miré, asustado y temeroso. Pero me tranquilicé pronto. En los dos ángulos del tejado había dos enjambres de abejas, revoloteando. Disparé varias fotos, y, aunque de calidad y precisión escasas, las dejo como prueba, en mi reportaje.
Lo de las colmenas del Priorato no es tan curioso para Amado Cancelo, que nos cuenta en su libro "EL CONCEJO DE VAL DE SAN MIGUEL DE ESCALADA,

un pueblo en el olvido y un Monasterio para el silencio", lo siguiente:
LAS COLMENAS DEL PRIORATO

En el edificio del Priorato, situado en el borde de la ribera, también hubo colmenas desde siempre, con abejas que anidaban bajo el tejadillo del pórtico, casi hasta nuestros días.
(Yo le quito hoy el "casi"). El número de colmenas que fueron registradas en los libros de fábrica ha sido, cuando más, cinco. (En el año 1688 el convento de Trianos eludía su responsabilidad de reparar la iglesia y claustro, argumentando que "en su torre y en el dicho claustro hay mucha cantidad de colmenas, que producen muy razonable esquilmo, que aplicado a la iglesia tendría para el gasto de la cera, y mucho más", según BRAH.t/32,doc.133)…
Algunos años estas colmenas llegaron a ser milagrosas, no por hechos sobrenaturales, sino porque proporcionaban recursos económicos en una situación de pura necesidad, pues los priores que las cuidaban no destinaban la miel a endulzar sus desayunos, sino que la vendían para sacar algunos reales, y con ellos reparar la iglesia, retejar, blanquear y otros trabajos de mantenimiento del edificio.
Así consta en las cuentas registradas en los libros de fábrica que llevaban los mayordomos, y donde podemos ver que, por concepto de miel y cera, ingresan en el año 1796 la cantidad de 153 reales, y en el año 1846: de miel, 144 reales; y de cera, 35 reales. Por supuesto, todos los años intermedios hay ingresos de las colmenas.



Los priores sabían muy bien el refrán que dice: "a quien destruye una colmena, Dios le condena"; lo que nos viene a decir que a quien cultiva una colmena, Dios le premia. Y a ellos los premió, dándoles algunos recursos para que no cayesen al suelo tejado y colmenas.
Alrededor de la colmenas en Val de San Miguel se han escrito otros curiosos ejemplos de trato y de espiritualidad, como el registrado en el testamento de José Campos, marido de Isabel Burón, y que es el siguiente: "Cierto día del año 1785, Joséguardaba el ganado de Manuel Ordás y de la tía Pascuala,en el pago de Val de Rodezno; y en uno de los árboles o matorrales encontró una colmena, que entregó aPedro Gutiérrez bajo dos condiciones: Habrían de repartirse el producto en partes iguales, y Pedro tendría que poner una vela a San Antonio. Fue testigo de este trato el zagal de José, Isidro Robles".
Y de mozos golosos catando colmenas en el pórtico del Priorato, se podrían relatar graciosos hechos acaecidos no hace muchos años… La importancia de las colmenas está en que sirvieron al sostenimiento de los edificios y fueron, por tanto, una primicia de los priores, y muy bien administrada por los mayordomos.


(Hasta quí la cita literal del texto de Amado Cancelo)


Como bien dice Amado, en el término de San Miguel de Escalada y la comarca, existen topónimos, sobre todo en las cuestas y en el monte, que aluden a los enjambres y a las colmenas: camino de Arneros, cuetos de Malamiel y El Truébano. Río Esla abajo, muy cerca de Mansilla de las Mulas existe un pago que se conoce por el nombre de El Corcho. Hay dos significados, muy entrelazados, en el léxico leonés para la palabra corcho: "una fuente donde se coloca un tronco de roble, (o de otro árbol), hueco, metido hasta una profundidad de metro y medio con objeto de que no se desmoronen las paredes del pozo, y para guardar así el agua limpia y corriente. Tiene esta palabra una raiz mozárabe y latina: cortex-corticis, corteza. Aunque colmena no parece derivar de cortex, corcho, (ya que más bien emparenta con cepo o colmeno), también es verdad que las colmenas eran, en muchos sítios de León, cepos, troncos huecos de roble, y eran idénticos a los que se colocaban en estas fuentes de monte, que se llaman "corchos"…


Cuando se abrío la iglesia mozárabe, ayer por la tarde, entré a ver ese bosque de mármoles, que nunca tengo admirado de sobra. Y a ver cómo resbala en la pared del templo que da al norte un hilo de miel, que viene del techo, y de más allá: del tejado. Allí trabajan las abejas, este año. Y nos regalan su dulzor, en este florido mayo. Pero, ay, "los actuales dueños de Trianos" (La Junta de C. y L.), ya han amenazado con venir con la pistola de fumigar abejas, ¡pobres!, y así "solucionar" el tema…

Dejadnos las abejas, por Dios!!!. No las matéis, por San Miguel Arcangel!!! Siempre habrá un mayordomo, o un pastor, o un zagal… que sepa cultivarlas.


Alfredo Escalada          

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