"Sí, sí... seguro!!!" - me dijo la ministra:
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"Le he dicho a la ministra: '¿Yo? ¿De verdad? ¿De verdad? ¿Seguro?' -ha bromeado refiriéndose a la llamada de González-Sinde para anunciarle el fallo-. Me ha dicho: 'Sí, sí, seguro'"...
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Mi abuela tenía el pelo blanco, en una ola encrespada
sobre la frente, que le daba cierto aire...
http://estaticos.elmundo.es/especiales/cultura/ana_m aria_matute/pdf/primera_me moria.pdf
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Escribió Ana María Matute esto:
- "Los cuentos representan uno de los aspectos más inolvidables
e intensos de la primera infancia. Todos los niños del
mundo han escuchado cuentos. Ese cuento que no debe
escribirse y lleva de voz en voz paisajes y figuras, movidos
más por la imaginación del oyente que por la palabra
del narrador..."
...¡¡¡Vaya!!! Hoy yo comencé el día hablando de los cuentos... ¡qué coincidencia!
Mis dos abuelas: Catalina y Segunda
Hoy regreso a jugar con mi abuela. Ya sabéis... - como otras veces os he dicho -, aquella abuela que era una verdadera cuentacuentos. Incluso cuando sólo jugaba con mis manitas tiernas y mis dedos, despiertos a la vida. Sin hablar siquiera. O hablándome en canciones, aparentemente sin sentido. Como esta:
Juego que se les hacía a los niños, generalmente menores de dos años. Se extendían sus manos y se iba saltando de un dedo a otro, al tiempo que se recitaba la siguiente estrofa (en algunos lugares de decía Pimpineja):
Pimpirineja,
el rabo de la coneja
pasó por allí vendiendo sal.
Sal menuda pide para la cuba.
Cuba de barro pide para el caballo.
Caballo morisco pide para el obispo.
Obispo de Roma quita esa corona
que no te la vea la gata rabona.
Al ser tocado, el dedo debía esconderse. El último dedo tocado era el vencedor y se daba un cachete al niño (cachete: golpe suave que se da con la mano en la cara o las nalgas).
...
Hay, entre otras, una versión, más corta; pero más cariñosa, por lo acariciadora. Se recitaba a la vez que se iba acariciando al bebé desde las manos hasta las orejas:
Hay, entre otras, una versión, más corta; pero más cariñosa, por lo acariciadora. Se recitaba a la vez que se iba acariciando al bebé desde las manos hasta las orejas:
Pimpirineja,
la madre la coneja,
el padre el conejón
le mandó que pusiera
la mano en el orejón...
la madre la coneja,
el padre el conejón
le mandó que pusiera
la mano en el orejón...

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