POESÍA Y VERDAD

¿ES LA POESÍA LA ESENCIA DE LAS COSAS?

Decía Don Antonio González de Lama, nuestro Maestro:



"Una vez habla San Juan de la Cruz – éste sí que era poeta – del ápice del alma. Pues bien,la Poesía se siente en, con y por el ápice del alma. En ese cogollo íntimo donde, patentemente, palpitantemente, se oculta el yo. Cuando una palabra, un verso, un poema, consigue atravesar las capas del ser, y llega al ápice, al yo que somos, al cogollo íntimo, y le roza y le estremece, y le ensimisma o le enajena, entonces es que la Poesía está presente."
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Suponiendo que en el relato poético haya dos líneas superpuestas, la primera línea podría titularse POESÍA, y llevaría cuatro conceptos:
esencia, poema, palabra, luz.
Y la segunda línea, debajo de cada uno de esos verbos, cuatro conceptos paralelos:
arco, flecha, rastro, destello.
Esta teoría mía se quedaría sólo en "las capas del ser" que dice Don Antonio; pero es preciso llegar al ápice del alma: asiento de lo que somos, íntimo cogollo. Para llegar a la ESENCIAL POESÍA.

Hay poetas (llamados) que andan demasiado a menudo con aftas en la boca. (Me refiero a sus hipótesis poéticas). Son ulceras, molestas llagas dolorosas, que más se parecen a quemaduras que a posibles resplandores. Para mi, que tienen su origen en algunos auto-mordiscos que se manifiestan en traumatismos; o bien en roces de la dentadura y en prótesis defectuosas; y hasta en malos usos de pastas dentales, colutorios, o efectos de medicamentos; y todo ello por falta de hierro, de ácido fólico y zinc, y de esenciales vitaminas.



Lo malo es que los "llamados" poetas se creen que las aftas cicatrizan en periodos cortos, con su propia saliva, y con ello se auto-curan. Nada más lejos de la realidad. El mal ahí sigue. De un aliento a otro, y de un poemario a otro.

Con la poesía debería llegarse al ápice del alma. Sólo así será POESÍA.

 © Alfredo García Fernández

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