PARÁBOLA DE LOS TIEMPOS

 "La Iglesia - también la leonesa - debe vivir los tiempos actuales.

Los pretéritos sobran; y los futuros no son nuestros."



Queremos decir:
Es verdad que Jesús dijo en una ocasión: "Mi reino no es de este mundo". Pero hay que mirar bien ante quien lo dijo.
La realidad es que JesuCristo era un hombre de su tiempo. Vivía al día. Vivía el día a día. Era hijo de un carpintero; iba a las bodas, se ocupaba de que a los invitados no les faltara el vino; salía a pescar con sus amigos; celebraba grandes "quedadas" en los montes de su tierra; se dejaba invitar por los honrados ricos, y agasajar por las fulanas (a los ojos de los falsos fariseos). Sin embargo a estos últimos no los tragaba. En absoluto.
La función de la Iglesia no debería basarse en la historia pasada. Porque en ella se encuentran demasiadas maldades, en las que ha participado: como primera actora, como cómplice; o simplemente como testigo, muda. Su reino SÍ es de este mundo. Pero de este mundo actual, de vida de diario, de problemas de diario, de las grandes y las pequeñas vidas de los humanos. El Cielo futurible debe empezar siendo real en esta vida. Día a día.
La Iglesia actual debe ser Cristo sensible, viviendo lo real; y haciendo posible lo ideal. El Cielo puede esperar. Debe ser esperado haciendo pequeños cielos de diario. Día a día.
Y a menudo lo ideal - el ideal humano, que no se limita al canon de las instituciones - a menudo, decimos, este ideal está en lo no cuantificable, en lo no sujeto a los mercados; en lo que es necesario tener en cada día, y en cada hálito, en cada ansia, en cada utopía de las vidas reales.
Esos ideales se miden en días. No en meses, ni en años, ni en siglos; ni en eternidades. Y sus medidas necesarias para cumplirse nada tienen que ver con las promesas de unos cielos futuros. La boda a la que fue invitado Jesús necesitaba vino al momento. Y allí estaba la madre de Jesús metiendo prisa a su hijo; y diciendo a los camareros: "Haced lo que él os diga".
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Una parábola suele ser un buen recurso para explicar - y pedir -algunas cosas. El que tenga oídos para oír, que oiga.

 © Comisión de Donantes Pro-Virgen
Santa María de
Escalada



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