EL FUTBOL, EL FUTBOLÍN, Y EL FUTBOLÓN...

EL FUTBOL, EL FUTBOLÍN, Y EL FUTBOLÓN.
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Lo que están haciendo en estos días con el FUTBOLÓN - que nos meten en la sopa, y hasta las orejas - no es nuevo. Viene de muy lejos.
Vayamos a aceSaL. que es mi pueblo.
Corrían los años 60, cuando un dictador nos estaba sacando de la miseria. Eso decía él, sus acólitos y hasta el "sursum corda" de la Iglesia.. La miseria con balompié, y algunas veces con balón cesto, era más llevadera. Aunque lo llevadero lo ponía siempre en la mesa el padre, que venía de la mina cada noche (porque llegaba ya de noche), con un cuento en la fardela: de una misteriosa “Vieya el Monte”, y con unas migajas para la cena, y si acaso para el desayuno de la mañana siguiente; y unos apuntes de horas extra en la libreta.
Los guajes – los guajes por su lado masculino – aprendieron a jugar a ambos. A lo que luego llamaron futbol, por tonta imitación de los ingleses; y a meter la pelota (más grande) en un cesto colgado del peral de Amable que daba sobre el patio de la escuela, que luego se he venido a llamar cole.
Eran años felices. Miserables; pero dichosos. Como la inocencia de los guajes. Ahora, siendo inclusivos, diremos guajas y guajos. Pero esto es otra historia.
Aceptábamos futbol como palabro de compañía, y organizábamos ratos de entrenamiento: unas veces en la plazuela, y otras entre la iglesia y el cementerio viejo, antes del catecismo (que luego se ha llamado catequesis). En la plazuela casi siempre teníamos a mano un botijo de agua fresca que nos sacaba Tilde, la tendera; y al final (sólo algunas veces) Liano nos regalaba un porrón de cerveza con mucha, mucha gaseosa… Era para lavarnos los sudores de la cara, creo.
De los entrenamientos, bien metódicos, pasamos a los partidos serios, los domingos por la tarde en el Campo Vecinal del Cuervo. Nos lo prestaban los propietarios de las eras, con la única condición de que en la temporada de trilla no podía ser. En esos días íbamos al Pedregal, junto al río; pero no era lo mismo.
Aquello de jugar con los pies resultaba divertido, educativo y competitivo. Decidimos montar una "uefa" con los pueblos cercanos. Ellos venían a jugar a nuestro campo de El Cuervo, y nosotros visitábamos, por ejemplo, La Peralina de Cuadros, o la Vega de Arriba de Cascantes. En Cascantes no teníamos ni botijo de agua fresca, ni porrón de Liano; pero acostumbrábamos a terminar los dos equipos (rivales acérrimos) en los charcos que había por los alrededores, donde sacaban los tapines de la pradera; y escarbando bien profundo, el barro gris oscuro para hacer los adobes. Algunas veces, no de buenas maneras, pues aquello terminaba en violencia. Cosas de chavales, pero violencia. Aunque la verdad es que no pasaba de castaño a oscuro. Si acoso algunos moratones infantiles.
Desde nuestra inocencia, cumplíamos años de paz. Y el dictador tachaba en los calendarios años de su paz de propaganda. Y los negocios del pueblo, pocos y agarrados a la tierra, daban para seguir tirando, como decía el abuelo.
Algunos fueron más listos y se atrevieron a esto que ahora llaman de ser emprendedores. Hubo un tal Florentino Perezales, que tenía dos hijos. Los dos jugaban regularmente al balompié. Digo que lo hacían regular, tirando a fuera de juego. Pero un día, de buenas a primeras, su padre – y ellos mismos – descubrieron la pólvora. Pusieron un bar, más grande y mas completo que el de Tilde, que seguía siendo tienda y mesas de partidas del subastao, del tute de cuatro y hasta de la putada.
Y los nuevos empresarios tuvieron la buena idea de destinar un salón para montar una mesa de futbolín.
Resultó ser todo un éxito, oye. Allí jugaba todo quisque: los jugones de verdad, con las piernas; los teóricos, los patosos, los enclenques, los gordinflones; los mozos y los casados. Hasta los viudos y los jubilados. Todos masculinos, de momento. Porque el futbolín, aunque con nombre en diminutivo, era "un juego de cojones, ¡qué cojona!" – decía Perezales.
Aquello fue un hito en aceSaL. Por las noches, enchufaban la tele para todos, y allí seguíamos las interminables aventuras del Fugitivo, todas de huidas. Esperando que algún día se confundiera el guionista y le pillaran los malos. Cosa que nunca ocurría.
Y por las tardes había campeonatos de partidas de futbolín en aquellas mesas-campo, cuajadas de muñecos futbolistas. Casi siempre con las camisetas del Real Madrid y del Barcelona.

Tal fue el ímpetu de los aficionados, y tal la promoción que hacía Florentino Perezales en beneficio de su negocio, que la plazuela se quedó vacía. Y el Cuervo, y hasta la Vega de Arriba de Cascantes. Desde allí venían grupos de chavales a jugar en el salón de Perezales.
Dicen las malas lenguas que en unos meses el negocio le dio para cambiar el "isocarro" por una "cirila". Y en mucha parte de culpa, debido al nuevo modo de jugar al balompié. Los botijos y los porrones de gaseosa, gratuitos, se cambiaron a botellines de cerveza, y hasta a unos vasos largos (quiero decir: altos, así como un tubo...) que se iban rellenando de una cosa incolora, añadiendo el marrón de la coca-cola, como disimulo.
De esta experiencia se sabe que tomaron nota los gerifaltes de la UEFA (la europea) y la FIFA (del mundo mundial). Y así modificaron las diversas competiciones, que llegaron a dejar de ser deportivas (meramente deportivas) para convertirse en negocios productivos. Y además con la bendición de los regímenes : políticos, sociales, religiosos… que amén de la coca-cola, propiciaron todo tipo de opios. Ya me entienden. Y así, sucesívamwente, se fueron modificando la Copa de Europa, La Premier inglesa, la Champions League , la Eurocopa, la Copa de la Liga, etc. Etc. Todo un puro mercadeo. Los valores del deporte son lo de menos.
Y todos estaban felices y contentos. En aceSaL, también. Gracias a unos emprendedores y salvadores de intereses económicos (nótese la ironía).
Pero hubo, años más tarde, intentos de recuperación de los valores deportivos, para el pueblo y sus gentes. Por ejemplo: tuvimos, gracias a unos Mellizos del mismo pueblo, - verdaderamente emprendedores ellos -en una semana de las Fiestas, un partido de Futbol espléndido: La Seca de Alba contra la Cultural y Deportiva Leonesa de la capital del Reino, cuando esos dos hermanos fueron presidentes gemelos, ¿Se acuerdan?.
El equipo de aceSaL aguantó con honor y pundonor veinte minutos de la primera parte. Incluso llegó a marcar un gol; pero fue en propia meta… y no se lo contaron a favor. En el resto del tiempo de juego La Cultu se puso seria, y golearon. Pero eso fue lo de menos. El futbolín había sido olvidado. Y volvió el FUTBOL a las eras.
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¡Ay, Perezales!... ¡Para fuera, Perezales!

Lo que están pretendiendo hacer en estos días, es montar un FUTBOLÓN enorme, supranacional, superlativo en dinero. Y resulta que ha saltado a la palestra un nuevo Florentino Perezales, mesías de no se sabe cuántas cosas. Y mucho más peligroso que el pueblerino de aceSaL, años atrás. Menos mal que ahora estamos viviendo en una paz democrática (un poco escasa en ciertas cosas, pues es verdad que deja mucho que desear…); y parece que entre muchos estamos forzando a unos pocos que se envainen sus delirios egoístas y grandiosos.
A ver si es verdad que lo conseguimos.
(AGF)

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