Santa María de Escalada: Virgen, altar y trono...


Después de largo tiempo, grandes esfuerzos, y algunas calamidades (ajenas), tenemos ya la "imagen" de Nuestra Señora "Santa María de Escalada". Y la tenemos dispuesta para volver a "su casa". A su altar, y a su trono. 
La "imagen" no una estatua, ni una efigie. Y mucho menos un ídolo. Es una "imaginación", como facultad de la mente de representar ideales. Es el resultado de crear con la imaginación. Mejor aún: con el corazón. Y aquí el corazón significa "ánimo" alentado, espíritu y esfuerzo. 
Lo de menos es la imagen, que es una visión o un pretexto. Para unos un sentimiento, una creencia, un fervor, una tradición...

"Imaginación de una Virgen" 
                         (San Epifanio, 320-404)

Me quedo ante la virgen,
solemne y románica,
lleno de seguridad
y de confianza.

Me mira la madre con ternura;
y en sus rodillas
reposa un dios sencillo,
hecho un pequeño niño,
que me mira, jugando.

Pienso en la fe del artista
y en sus manos anónimas,
que moldearon la vida hueca
de un árbol cortado.

El árbol era vertical
y - sin dejar de ser árbol -
se ha tumbado.
Se ha hecho horizontal,
como la ancha sonrisa de los niños.

La madre, sin dejarlo notar,
sonríe.
Yo creo que su sonrisa es para mi;
y no es verdad:
sus ojos y sus labios
son también horizontales.

Y sus manos también:
son la universal donación del hijo,
que juega en su regazo.

Quiso el artista medieval
que miraramos a la santa:
"no de grande estatura, 
pelo ligeramente dorado,
trigueño; ojos vivos,
pupila aceitunada,
cejas en arco como el azabache,
nariz medianamente alargada,
con los labios rojos y suaves:
de suave hablar
y de obediencia;
contorno del rostro
en ovalo ligero...
y sus benditas manos
delgadas ,  
                muy delgadas"...
*
(agf/2mil15)
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© Comisión de Donantes Pro-Virgen Santa María de Escalada

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