Villapadierna - VILLA PATERNA - y sus linajes

 

Villapadierna –VILLA PATERNA - y sus linajes


 




 





1.-


 En la fachada de una de las casas del pueblo de Villapadierna aparecen dos escudos de armas, pertenecientes a las familias de los Correas y los Llamazares. En los escudos se pueden observar águilas, castillos, etc. En esta última casa antiguamente hubo una cárcel.

La presencia de este linaje en Villapadierna se documenta desde el siglo XVI, y su casa solar, levantada a principios del siguiente, aún se conserva.

 En los padrones de la moneda forera de esta villa, correspondientes a 1607 y 1631, figuran Cipriano de Correa y Lorenzo Correa, del que se afirma era hijo de García Correa y nieto de Diego Correa, todos hidalgos notorios.

  El mayorazgo fue fundado por el sacerdote don Francisco, en 1610, con llamamientos en la descendencia de su sobrino Lorenzo Correa y de Catalina Díez, su mujer, incluyendo el patronato de la capilla de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, aneja a la parroquial, donde se halla en sepulcro del fundador, fallecido en 1613, y sus armas.

Por la sucesión pleitean, en 1743, Alonso Rodríguez-Castañón y su mujer, Manuela Fernández  Correa Villafañe, viuda de Villapadierna, con Francisco Villafañe y Manuel Llamazares, de Carbajal de Rueda.

  La heráldica familiar puede verse en la portada de su casona solariega, en uno de los escudos que la flanquean: seis correas en faja entretejidas con otras tantas en palo, formando una especie de reja, el todo sostenido de un águila ranversada, que sujeta el campo con sus garras; al timbre, celada, a cuyo lado diestro hay un letrero: A LOS CORREAS.

  El otro escudo pertenece a Llamazares. Estas armas se repiten en la capilla familiar, ahora sin celada, tanto en la lauda sepulcral del clérigo fundador, que fecha su fallecimiento en 1613 y recuerda las misas encargadas en su memoria, como a los lados del retablo, en sendos escudos ovales y policromados, siendo el campo de gules y las correas de oro.

Aunque la disposición de los esmaltes suele ser la contraria, hay coincidencia entre estas armas y las usadas por otras ramas familiares, tanto en Extremadura como en el reino de Portugal y sur del de Galicia, de donde parece ser originario el apellido, descendiente de Suero Páez Correia,  cortesano del emperador Alfonso VI. 

 Al parecer, el primitivo escudo era de oro, fretado de gules, de seis piezas, reinterpretadas luego como correas en atención al patronímico, y adornadas con las inevitables leyendas genealógicas. Así, el obispo de Malaca, Joao Ribeiro Gaio, dice de ellos:

«Os quecercados de mouros/ nese Monte Mor o Velho/ pelas correas e couros/ comeram por não ter louros/ temtaes armas por espelho».

  El añadido del águila parece deberse a un antiguo enlace con los Aguiar,  originando incluso un nuevo blasón: de oro, un águila de sable volante, cargada de un escusón de oro, fretado de gules.

  (Fuente del texto: Nobiliario de la Montaña Leonesa, de Juan José Sánchez Badiola)

 

 2.- 

Villapadierna, – "villa paterna" – tiene una historia intermedia: entre la antigua, – desconocida casi -, y la actual, que es casi irrelevante, como la de todos los pueblecitos leoneses.

Esa historia intermedia habla de que fue durante siglos señorío de esposas de reyes, y de infantes bastardos. No me llaman demasiado la atención los intereses de Doña Berenguela, esposa del Rey Alfonso IX. Ni tampoco los afanes guerrilleros de las sucesivas generaciones de "los Enríquez". Dicen que Don Fadrique Enríquez, Almirante de Castilla, levantó el Castillo de Villapadierna para defenderse de los ataques de los humanos. Murallas, torreones, fosos y almenas. Hoy están en la ruina. Así pasa la gloria mundana.

 

***

 

Pero una desconocida historia antigua de Villapadierna – quizás su protohistoria – estaba en el río Esla, a más de dos kilómetros del castillo. Y está escrita en una lápida:

"A los dioses Manes,

Cangilo puso este momumento a su tío Vinoro,

hijo de Segisamo, Vadiniense de 35 años. Aquí yace".




Este es su linaje más antiguo, esencial  y verdadero. 

Se atribuye la noticia a los siglos II ó III después de Cristo. Y está ilustrada con dos árboles (probablemente "tejos", que son símbolo de la eternidad), y un caballo. Me interesa esta historia sencilla. Por eso voy a comentarla:

 – Dioses Manes:

 "Manes" era un dios doméstico, junto a lares y penates. Eran los protectores del hogar. El padre cabeza de familia, oficiaba ceremonias religiosas en las viviendas, en las que se hacían ofrendas.

– Vadiniense:

tribu cántabra, astur, o leonesa. O las tres cosas juntas. La enigmática Vadinia fue una de las nueve ciudades citadas por Ptolomeo en su obra Geográphica, hablando de las guerras de los romanos con las tribus de esta zona. O una extensa comarca que iba desde Cangas de Onís, subiendo por las aguas del río Sella; hasta llegar a Villapadierna, bajando por las aguas del Esla, el viejo AsturaVadinia procede del celta: "vad-ved", que significa agua.

– Cangilo;

 bien pudiera ser "cancilo", que procede del celta "kanká", "kanki", que significa rama, retoño, joven hombre o joven muchacha.

– Vinoro:

procede también del celta, "viros", que significa hombre. Los latinos también llamaban "vir" al hombre, claro…

– Segisamo:

 otra vez del celta: "seg", fuerza, victoria; y "samos" ó "amos", que es una forma de superlativo.

 

Quizás Villa-Padierna tenga mucho que ver con los dioses Manes (de los padres), con los Vadinienses,(con la Vadinia inexacta), con el joven Cangilo, con su tío Vinoro, o con el abuelo forzudo del muchacho, Segisamo…

  

*****

3.- 

 


LOS VADINIENSES:"LOS HOMBRES - y MUJERES - 

QUE AMABAN A LOS CABALLOS"

 

Vadinia no solo es cántabra. También es leonesa, a la vera del viejo Astura (Esla). Remolina, Riaño, Villapadierna... 

Hasta en Escalada se conserva una lápida, escondida, que es un poema de amor de Montano a Valeria.

 DE MONTANO A VALERIA

“… pero la corriente del agua, cogiéndote,

 te llevó con tanta facilidad!!!...”

 ***

Muchas veces “lo triste sustenta la belleza”.

Es una gran verdad poética. Y casi siempre sin metáfora.

Hace más de dos mil años, en esta tierra que baña el Esla, de siempre bravo, un hombre escribió en la piedra un triste poema de amor, por la precipitada muerte de su esposa, ahogada en el viejo río Astura. Era un tranquilo matrimonio romano, con villa en Lancia. O quizás una familia astur, con quintana pacífica a la vera del Esla, cerca de la actual Cistierna. Es una historia real...

 Ahora tenemos este poema, para siempre, en nuestro Monasterio, como base de uno de sus preciosos capiteles.

 Ahora, - y siempre - “lo triste sustenta la belleza”.

…….

LOS dioses de las aguas

bravas

de esta tierra brava,

enviaron su fuerza para llevarte,

precipitadamente,

oh mi Valeria, muy amada.

Podrían haber esperado

cinco estíos más,

cuajados de fecundidad;

pero no quisieron dejar

que llegaras

al otoño de nuestras vidas,

juntos.

Descansa aquí,

mi muy amada esposa;

que la tierra te sea suave y caliente,

mientras octubre

colorea de plata mis sienes,

y maldigo a las crueles corrientes

de las aguas,

que te me arrebataron!!!

 

 

(agf/ del libro “Marcas de Cantores”

 5º Encuentro Poético en San Miguel de Escalada/2014)

 

 

 

Comentarios

Entradas populares