razón fría y pasión delirante

procuraré añadir siempre la belleza.

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LA RAZÓN APASIONADA (o al revés)

Decía Pascal: "La razón obra con lentitud, y con tantas miras; sobre tantos principios, que a cada momento se adormece o extravía. La pasión obra en un instante".
El pensamiento de Pascal estaba demasiado influenciado por el temor religioso como manera de combatir los desórdenes. No se debería plantear la disyuntiva entre "razón fría y pasión delirante". Ambas forman parte del todo humano, natural y religioso. Ya lo defendía Spinoza.
La clave está en conjugar el ideal platónico de alma racional/irracional - pero no concupiscente - con el proyecto de Aristóteles de la educación de la pasión y los afectos (lo que para los estoicos es la disciplina de las pasiones). Porque, en definitiva, los "afectos y las pasiones" son formas diversas de relaciones humanas, intrínsecas y extrínsecas.
Dentro de una filosofía de la acción - es decir: de la práctica - se consideran muchos "afectos" (para algunos hasta 48), si bien los tres fundamentales son: el deseo, la tristeza y la alegría. Y en esa practicidad hay dos valores éticos - es decir: dos pasiones - que nos ayudan a resolver (o al menos a intentarlo) todos los conflictos; son la esperanza y el miedo.
Decía Kierkegaard que "la pasión no debe ser hirsuta (áspera), sino reflexiva. Y está lejos de la fe, que es "la pasión de una pasión", como un movimiento irreflexivo.
Buscaré el necesario equilibrio entre la razón fría y la pasión delirante. Como siempre, la virtud está en el medio. Y, de paso, procuraré añadir siempre la belleza.
"Si no actúas como piensas, terminarás
pensando como actúas."
En esto si tiene razón Pascal.
agf

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