NO HEMOS DE QUEDAR HUÉRFANOS


NO HEMOS DE QUEDAR HUÉRFANOS.

Ser huérfano se admite como algo natural y muy común. Huérfano es el que no tiene, o ha perdido, a sus padres. Todos, más tarde o más temprano, lo somos.
El hijo que se queda con la falta y su pérdida, aunque sea natural, la tiene como ruina; y así la siente y la padece. Perder (perdere) es entonces echar a perder, verse arruinado; y no sólo por aligerar el peso de una nave en el mar tempestuoso que es la vida (que sería una cosa necesaria: "jacturam facio"), pues el dolor es un alijo preciso para seguir navegando...
Es más triste, y más grave, si se llega a perder el recuerdo del ser querido ("in oblivionem venire"); lo que es lo mismo que perderlo todo: el bien y el lazo ("memoriam alicuius rei amittere").

En puros términos etimológicos latinos y griegos (orphanus viene del orfanos), huérfano se aplica para el hijo o la hija; pero también para los padres. Así, se consideran huérfanos los que pierden a su hijo; y su ruina es la perdición más alta. También la más difícil, pues es imposible de dejar de llevar en la memoria...

 Nosotros, en Escalada y sus Encuentros Poéticos, aspiramos a no quedarnos HUÉRFANOS de hijos, pasados, actuales, y venideros. A ver si lo logramos.

© Encuentros Poéticos en San Miguel de Escalada

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