se mueren los pueblos...(vieja entrada recuperada)


(para que un pueblo no se muera)
Aplicar el cuento: 
Esos pueblos "mal podrían ser": San Miguel de Escalada,  o La Seca
 Ayer mismo, mi suegra me decía que cada noche, en la cama, se pasa un rato mirando las musarañas, y contando los vecinos de su pueblo. Esos pueblos  "mal podrían ser"... los nuestros.  
Si no hacemos algo, – ¡y pronto! -, se nos mueren los pueblos. Y hay en todo esto una realidad más cruel: se nos mueren hasta los cementerios. De antaño, el pueblo era nuestra raíz, nuestro recuerdo, nuestro suspiro, y el sueño del descanso con los nuestros. Todos nacíamos en la casa raíz; llenábamos la vida con la vida de los nuestros; suspirábamos por volver; y soñábamos con quedarnos dormidos en nuestro cementerio. Ahora, los niños nacen en paritorios blancos y estériles; no saben por donde corren las raíces de los árboles… ni los perros; no se desviven por regresar al alfa de las cosas; no ansían corretear por las calles y los campos, ni dormir la siesta… En los pueblos no hay niños, siquiera. 


Alternativas: 
"Una persona podría residir aquí sin necesidad de salir para nada".
 El pueblo necesita tienda de alimentación, consultorio médico, farmacia, banco de perras, bar, quiosco, escuela, salón de cultura… Y árboles, vidas viejas y nuevas, remitentes de recuerdos, anzuelos de añoranzas, y tierra leve.
Es una utopía, claro; pero el pueblo podría seguir siendo lo que era antes. A cambio de pocas cosas:
- casas familiares abiertas, restauradas, con el humero prendido,
- abuelos arraigados, brazos jóvenes agarrados al futuro, niños corriendo,
- comedores comunitarios, asistencias básicas comunes resueltas, consultorios, tele-clubs repletos,
- bancos, bancos, bancos… de forja, de madera, de tablones, de adobe… (de perras,¡nada!, nada de bancos de perras…)
- casa de culturas, huertos de agricultura, lógicos árboles genealógicos sin truncar,
- una iglesia pequeña, una ermita con campanil, una torre con campanas y con cigüeñas,
- y un cementerio, alto, blanco, coqueto… con tierra leve.
¡No es una utopía, claro!; un buen gobernante puede ser Tomás Moro… Y planes hay; y puede haber proyectos; y puede haber esperanza, si todos queremos.
Si alguno de vosotros está interesado en este sueño, que me escriba…
(escrito en marzo de 2009)
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                                     que no se derrumben

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