
algunos pensamientos "revolucionarios" (civilizádamente):
Generalmente "revolución" se entiende que es el cambio violento en las instituciones políticas de una nación.
Por extensión, es inquietud, alboroto, revuelta...
La revuelta supone insurrección, motín, levantamiento.
Civilizádamente, la revolución es el cambio importante en el estado o en el gobierno de las cosas. O el giro del sistema.
El sistema es el conjunto de reglas o principios sobre una materia, estructurados y enlazados entre sí (sistema político); o el conjunto de elementos que, ordenadamente relacionadas entre sí, contribuyen a determinado objeto. También es el conjunto de ideas o principios que conforman una teoría coherente y completa (sistema filosófico)...
El sistema se estructura mediante el modo de gobernarse o regirse en algo; es decir la forma del gobierno de un Estado.
A estas alturas, ¿en qué estado tenemos el Estado? ¿Qué situación atraviesa nuestro (?) sistema? (Diríamos mejor: ¿qué sistemas nos imponen los poderes?
Y lo más importante: ¿qué giros del sistema (o los sistemas) podemos conseguir...civilizádamente?

Civilizádamente debe ser tomado, no como educádamente (en el sentido de civilidad o urbanidad), - que eso ya se supone... sino como servidor de lo cívico y/o del derecho de los ciudadanos. Y ya se sabe: lo ciudadano es todo lo relativo a la ciudad; es decir a las polis... Lo que significa: todo lo político. Porque todos somos animales políticos. O merecemos ser considerados como tales.
El sistema se cambia (se le da el giro necesario), si estás sentado en el sistema. Es como ir en un automóvil, al volante. Si ves que el peligro de tener un choque es inminente, tienes que tener de alguna manera... (de todas las maneras) el volante entre las manos. O al menos la palanca de la alarma, si esta es tan eficaz que hace que el coche se detenga, antes de darte el golpe.
Y ¿cómo nos montamos en el coche? (quiero decir, el sistema). ¿O cómo, al menos, adquirimos el derecho a girar la palanca de la alarma?
Está claro que "revolución" es una palabra aguda; como el verbo "revolver", aunque éste no lleve tilde. Y es verdad que no la necesita. Porque si algunos se equivocan al ponerla (la tilde, digo), sería muy triste que se convirtiera en "revólver "... un concepto que nadie, civilizado, desea ni precisa.
Hay otras armas. La palabra, el conocimiento, la información, la cultura, la poesía (cargada de futuro)... el diálogo, la educada discrepancia, el entendimiento, la aceptación de los otros pareceres y criterios... y al final de todo: EL VOTO.

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