El mito de Dédalo e Ícaro (Aprender a volar)



Lección 1:
Érase una vez un hombre sabio llamado Dédalo, que había recibido la sabiduría de la mismísima diosa Atenea. Mas, algunas veces se fió de los hombres, y el rey Minos le mandó construir el Laberinto de Creta, donde terminó prisionero junto a su hijo Ícaro.

Lección 2:

Después de muchos años, la diosa Atenea le inspiró para fabricar unas alas con plumas de pájaro y cera de las abejas; y así poder escapar de nuevo hacia la libertad. Dédalo y su hijo, Ícaro, lograron terminar las alas, y volaron varias veces... con cuidado y con éxito.  

Lección 3:

El sabio padre advirtió a su hijo que no volara demasiado alto, porque si se acercaba al Sol, la cera de sus alas se derretiría;  y tampoco demasiado bajo porque las alas se mojarían y se harían demasiado pesadas para poder volar.

Lección "n":

Pero la juventud es casi siempre orgullosa y desobediente. Ícaro empezó a volar cada vez más alto y, olvidándose de los consejos de su padre, se acercó tanto al Sol que se derritió la cera que sujetaba las plumas de sus alas, cayó al mar y se ahogó...

Casi nadie se acuerda de la sabiduría de Dédalo, mientras que todos conocen la estupidez de Ícaro. 






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