El sueño de Sabarico

Puerta del Abad Sabarico

"Veinte Destinos para viajar en 2013"
FITUR
León
"El Monasterio de San Miguel de la Escalada", en pleno Camino de Santiago, fue consagrado en el 913. Este año celebran el 1.100 aniversario. Se trata de una de las mejores obras mozárabes en España, un "pequeño tesoro que vale la pena descubrir".
(ABC, Viajar)

Allá por los inicios del siglo XI, cuando la Abadía de Escalada comenzó a tener prosperidad, el Abad Sabarico tuvo un sueño, una noche. Había pasado la tarde en la finca que tiene en su Villa, donde descansan los restos de Lancia  (Villasabariego); y quizás había abusado del sabroso y caliente espíritu del vino de la tierra... 
 En el sueño, el buen abad se encontraba, un milenio más tarde,  en un escenario de "ciencia ficción". Aunque en el siglo real en el que tuvo el sueño, ni siquiera se sabía qué era aquello de "ciencia ficción". El escenario era algo parecido a esto: una sala diáfana, llena de luz y de colores, con paredes adornadas de grandes ilustraciones, parecidas a las miniaturas preciosas que había pintado Maio en el libro excelso del "Beato de San Miguel de Escalada". A la derecha, un pupitre y un facistol; ambos llenos de papeles, pergaminos y estampas. Detrás del mostrador, un joven, vestido de una manera extraña, sonreía; y apuntaba a un texto escrito en la pared, con este contenido extravagante: 
"PASARÁN MIL CIEN AÑOS Y ESTA CASA ATRAERÁ A MILES DE VISITANTES,
 DE TODOS LOS PUNTOS DEL UNIVERSO".

 El abad se dirigió al secretario, y le preguntó, con un cierto recelo y algo más de miedo: "¿En qué tiempos estás viviendo, joven, para poder asegurar este anuncio profético?"... El joven guía contestó al monje: "Este año del Señor es el "décimo tercero del siglo ventiuno", y las gentes del mundo celebran el mil cien aniversario de la consagración del templo de tu ilustre Monasterio, mi buen abad glorioso". 
El Abad Sabarico quiso conocer las formas futuras de esa admiración, y los programas de aquella celebración entusiasmada; e insistió al joven guía: "Pues, muéstrame alguna estampa de esos fastos que anuncias".  Y el joven se abrumó:  "No tengo - dijo - ninguna estampa a mano, para daros. Ni siquiera sé si alguien las tiene. Tan solo sé que ese cartel ha sido escrito por un ángel misterioso, como el que nos cuenta el Libro de Daniel, en los convites del Rey Baltasar, hijo de Nabucodonosor".
Y en estas, el Abad Sabarico despertó de su sueño; y no pudo volver a su descanso, en toda la noche...
   
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