
Nada hay a mi lado
tan inevitable como mi sombra.
Mas: sólo si tengo también, a mi lado,
- o en mi - la luz.
Cuando tengo la luz,
la sombra nunca me abandona.
Cuando la luz me falta,
la sombra me anega en la oscuridad. Y dejo de existir.
La sombra es una imagen oscura
que proyecta un cuerpo opaco
sobre una superficie cualquiera;
pero para ello son precisos los rayos directos de la luz,
y una intercepción física
es necesaria.
Brilla el sol en el cielo,
y todo es luz;
y el sol abrasa.
Se viste el cielo de nubes ténues,
semiopacas...
y en la tierra abrasada
se multiplican los abrazos de la sombra,
serena, fresca y vivificante.
La sombra es, a veces, un espectro,
una aparición de alguien , - o de algo - ausente.
El brillo indescriptible de un más allá,
que queremos cargado de esperanza.
Pero la absoluta oscuridad
de la que venimos,
- y a la que sin duda vamos -
nos matará de un corte de guadaña
la luz y la sombra juntas...
Tan sólo me queda una pizca de esperanza:
que la luz y la sombra
compartan el celemín de los recuerdos;
y me salve el recuerdo
de los otros.
Que los otros me traigan y me lleven
del corazón (al corazón) eternamente.
Porque si los otros no se olvidan,
no hay duda que seré polvo de estrellas inmortales.
Cuando tenga la luz...
(agf/04.11.2mil11)
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