el raposo de Preñaya
Actualizo un relato del 3 de julio d 2011...
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Subiendo por el camino rural que lleva a Rueda del Almirante, queda a la izquierda un valle llamado de Preñaya, con un arroyo que viene a desembocar en el río Esla muy cerca del Puerto, cabecera actual de la Presa de La Reguera.
Es un vallecito lleno de praderas, que dan (daban) un corte de guadaña, y su arroyuelo está lleno de cárcavas, donde dicen que aún se pueden encontrar "cangrejos de los de antes"... También suelen correr, todavía, bandadas de perdices y codornices, que echan a volar al verse asustadas, o se econden entre las "ilagas" y algunos bosquecillos de enebros, por aquí llamados "escardamulos". Y en las choperas del pais, que beben del arroyo, cantan sus monótonos arrullos las palomas, por encima de la algarabía de los incontables pájaros que anidan en las mimbreras y paleras retorcidas y salvajes...
Esta mañana, la cuneta del camino - ahora de coches demasiado veloces - se convirtió en todo lo contrario. No era cuna de nada, sino ataúd de un raposo, que seguro bajaba a cazar entre las brozas del soto, donde el río hace meandros: mostolillas, ratas de agua; o quizás azules pollas de agua entre los carrizales...
La primera impresión era que estaba al acecho. Miradlo:
Me acerqué, y disparé mi "escopeta digital", para tomar un primer plano. Y me sorprendió su posición de estatua, y su falta de miedo, porque normalmente es huidizo.
Pero estaba allí tranquilo, hasta relajado casi...
Antes de que pasara lo que pasó para que yo lo pudiera ver así, sereno... , en un incierto momento certero, que le acarreó la muerte, había sucedido esto:
La hermosura del zorro estaba rota en la cuneta,
y su cuerpo se estaba hinchando con la muerte, mientras las moscas acudían a su velatorio, revoloteando...
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¡Una pena!, si, señor.
ResponderEliminarSi vivo, no hubieras llegado a disparar tu cámara.
Saludos, inspector de Preñaya.