una copla de Carmelita

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Voy  a repescar una entrada antigua, de fecha 20.09.2006, cuando escribía:
También he "salvado" una copla de Carmelita...


En el "diario" de Escelita, hay unas páginas dedicadas a Las Coplas de Carmelita.
Bueno, a una copla sola: "El niño abandonado".


Yo no conocí personalmente a Carmelita. Sin embargo, en mi cabeza anda rondando una figura de mujer entusiasmada con la poesía, la música y el teatro.


Hace ahora diez años, recogí por las casas de San Miguel de Escalada una verdadera selección de fotos antiguas, que luego conformaron una entrañable exposición en la Casa de Concejo. Recuerdo que hubo un capítulo dedicado a las comedias, que en los años 40, 50 y 60 del pasado siglo tuvieron en Valdabasta un renombre inusitado.De todas las bocas, casa por casa, oí el mismo comentario, cuando tropezaba alguna fotografía de este tema: "Esa comedia se hizo en el corral de Carmelita"; "Esa obra de teatro la hicimos en el corral de Carmelita"...


Alguien nos debería contar un día, más despacio, cómo era Carmelita Zapico.
Escelita ha pintado en su "diario" un rasgo entrañable de Carmelita: la poeta pueblerina, la coplera. Supongo que Carmelita era, en aquellos años, como una mezcla de Antonio Gala, Señorita Francis y Ana Rosa Quintana...
Yo reconozco que he retocado algo los versos del poema, para uniformar su métrica y sus rimas, - bien sencillas, por otra parte -. Pero lo demás no lo he tocado:

COPLAS DE CARMELITA:

El niño abandonado.

Una encantadora joven
sostenía relación
con un chico postinero,
que adoraba con pasión.

Al conseguir sus pasiones,
y al ver que encinta quedó,
trataron de casamiento;
pero el mozo se marchó.

Ella llorando y muy triste
el embarazo siguió;
llorando desconsolada
porque su honra perdió.

Pasado el tiempo certero,
a luz a un niño dió;
y lo cogió entre sus brazos,
y hacia el monte lo llevó.

Envuelto entre pañales,
bajo un árbol lo dejó;
las lágrimas eran arroyos,
el corazón lleno de dolor,
por el niño que allí dejaba,
sin amor ni compasión.

Pero al día siguiente,
un pastor por allí pasó,
por aquellas cercanías,
y al niño llorar oyó.

Al ver al recien nacido
a su casa lo llevó;
y a su esposa sorprendida,
aquel niño le entregró.

Con gozo le bautizaron,
que en sus manos puso Dios,
para hacerle buen cristiano
y dar buena educación.

Cuando ya crecía el niño,
y se hacía más mayor,
le preguntan que "qué estudia".
- "Para ministro de Dios".

Los padres enloquecidos:
el padre sin descanso trabajó,
para que el niño estudiara
lo que él bien deseó.

Terminados los estudios,
llegó a ministro de Dios.
Y con venticinco años
fue cura en la población.

Pero un día inesperado,
en la iglesia penetró,
tristemente una señora,
a pedir la confesión.

Se arrodilló, y al momento
el pater le preguntó:
- "Dime, hija, tus pecados;
que te los perdone Dios".

-"Padre, tengo una gran pena
por un mal que siendo joven,
ay Padre mio, hice yo.
Hace venticinco años
que a mi hijo abandoné;
yo no sé si vivo o muerto,
bajo un árbol lo dejé".

El Padre al oir esto,
sin aliento se quedó.
Mirándola atentamente,
estas palabras habló:

-"Usted ha de ser mi madre,
a la que buscaba yo"...
-"Ay, hijo de mis entrañas,
hijo de mi corazón;
por ocultar mi deshonra
hice yo tan mala acción".

-"Calla, madre: te perdono,
porque te comprendo yo;
que la culpa no fue tuya;
fue de quien te abandonó".

FIN
...
¡¡¡ Gracias, Carmelita y Escelita, por este regalo en forma de copla !!!


(Alfredo Escalada/20.09.2mil6)






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