soneto y contra-soneto



El poeta pide a su Amor que le escriba

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
Ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena

noche del alma para siempre oscura.




Mas yo quise darle la vuelta, sin enmendar la plana al genial García Lorca,
con este contra-soneto: (con licencias, pero esperanzador):


EL AMOR ESCRIBE A SU POETA QUE LE PIDA

Alma de noche para siempre oscura,

ay, déjame vivir en mi, serena;

y vaciará la palabra mi locura,


en sonrisas de besos y azucenas.

Aguila, o paloma, en tu cintura

el sufrido amor no rasgará las venas.


La miel templada que la luna vierte,

mi interno corazón no necesita.

No conoce la sombra ni la evita,

pues es aire inmortal y piedra inerte.


Si yo vivo sin mí, quiero perderte,

y pienso que esa flor que se marchita

en vano espera la palabra escrita;

que un entrañable amor mata la muerte.

(A. García F.)

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