CUANDO LA RAZÓN SE VUELVE CONTRA TÍ...

" Sería «irresponsable», - dijo Emilio Botín, el Presidente del BSCH -, dar dinero a quien no puede devolverlo, porque dañaría la solvencia del sistema". Esto es de manual bancario. No se le puede pedir a un banqero que actue de otra forma. Ni se le puede amenazar de que "si no lo hace...Porque al Gobierno se le está acabando la paciencia con los bancos...". Por muy "progre" que quiera ser un Gobierno. El Gobierno está para otras cosas.

Mas los dos - bancos y Gobierno - tienen razones en su contra. ¿Por qué esa afirmación de manual no la tuvieron en cuenta estos años de atrás... los bancos y el Gobierno? Cuando se dío dinero a quien no podía devolverlo. Recuerdese que la madre del cordero de está crisis está en la basura, en el dinero basura, en las hipotecas basura, en los negocios basura. Y todo bien promocionado por los bancos. Y todo bendecido por el Gobierno (todos los Gobiernos). Los ciudadanos de mediana estatura mental ya lo sabíamos. Y ellos también lo sabían. Pero la pela es la pela. Y el euro es el euro. Y a los ciudadanos... ¡que nos den morcilla!.

Uno de los agujeros negros de nuestra economía cotidiana, (de empresarios autónomos y de pymes, que son los que se van al garete día tras día), está en la deuda de las administaciones públicas. En la deuda diaria, contante y sonante. En el impago de esas obras públicas y de esos servicios públicos en los que los pequeños empresarios habían puesto su vida. Su vida económica, y su vida humana, y hasta vegetativa. Antes eran los largos plazos de los cobros, a los que ya se habían acostumbrado; ahora el vacío. Hablan las estadisticas de 35.000 millones de euros por deuda impagada de las Administraciones a las empresas. Eso también es basura: administración basura.

Y ahora el Gobierno tira de manual (progresista), y prepara no sé cúantos planes anticrisis. 11.000 millones por aquí, 8.000 millones por allá; un plan local, otro autonómico, otro astronómico... ¿Por qué no empezar por el principio? Podrían darse el dinero a sí mismos, con una condición, bien necesaria: pagar las deudas. Y eso, al menos, solucionaría algunos problemas. A los autónomos, a las pymes, a los ciudadanos medios...

Pero no se hacen bien las cosas. Ni regular siquiera. Y por eso hay un agujero negro más negro, y más dificil de salvar: la desconfianza.

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Publicado en Cartas al Director, de leonoticias.com

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