ven hasta mi






Ven hasta mi, - me dices-
y discutamos juntos.
Aunque nuestros pecados sean
como la sangre,
se volverán como la nieve,
de emblanquecidos;
aunque sean rojos como el carmesí,
vendrán a ser como un paño blanco,
si perdonamos.


Pongamos los oídos
sobre el lado izquierdo
de los pechos...
Ambos.
Y que se nos llenen los dedos
de perdones, deshechos
en caricias...
Pero ven hasta mi.

(agf/02.05.2mil15)

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