MONÓLOGO o SOLILOQUIO
Ulises, de James Joyce, es una novela enorme: 267.000 palabras en total, con un vocabulario de más de 30.000. En la mayoría de las ediciones consta de entre 800 y 1.000 páginas, divididas en 18 capítulos. A primera vista el libro parece desestructurado y caótico, pero los dos esquemas que Stuart Gilbert y Herbert Gorman hicieron públicos tras la edición para defender a Joyce de las acusaciones de obscenidad hicieron explícitos los vínculos con la Odisea.
Uno de los rasgos más importantes del libro está en que Joyce utiliza un estilo diferente para cada capítulo. El más usado es el de monólogo interior («conciencia interior» —stream of consciousness— en la terminología de James Joyce, que consiste en expresar los pensamientos del personaje sin una secuencia lógica, como ocurre en el pensamiento real. La culminación de esta técnica narrativa es el epílogo de la novela, el famoso "monólogo de Molly Bloom", en el que el relato, sin signos de puntuación, emula el fluir, libre y desinhibido, del pensamiento.
Hace algunos años, inspirado - a mi modo- en la aparente desestructura y caos de James Joyce, compuse un personal monólogo, resultado de visiones interiores, y el modesto resultado fue algo parecido a esto:
MONÓLOGO SOLILOQUIO
caray carajo
mi pensamiento
es indisciplinado tanto que llega a ser ilógico
va y viene y mariposea las flores marchitas de mi jardín
que casi está reseco por mi desidia por mi falta de previsión por mi falta
de lógica y yo me quedo seco de ideas y encharcado en pensamientos impuros
no puros digo casi casi impúdicos casi atribuibles al diablo aquel ángel presumido que quiso pasar
de dios superar a dios adorarse a sí mismo hay que joderse que me gobierna desde dentro y me oculta el dios primero
que debería ser que debería gobernar mi sentimiento porque sentir es lo que importa no lo que vale ni lo que cuesta ni lo que se cobra
la vida mi vida está llena de intereses humanos rastreros a ras del cielo debería volar como una mariposa como una abeja como
un colibrí como una golondrina atolondrada o un águila alta como una semilla de diente de león viento de viento
viendo descubriendo que al fin y al cabo somos polvo de una estrella y que dios nos desterró del cielo
aunque el cielo está en el bajo suelo de los quereres de los si te quiero silenciosos de los no
decirlo pero hacerlo y de los corazones rotos por deshechos porque si el grano no sufre
muere y se pudre no habrá ni tallo verde ni flor ni semilla al viento
ni mariposa ni abeja ni colibrí ni golondrina ni águila ni
diente de león ni dios ni cielo qué pensamientos
caray carajo qué alocados pensamientos
irrefrenables de mi interior
conciencia un diente
de león que
dios me
presta...
***
Ahora, años más tarde, he dado una vuelta de tuerca a la idea y a la intención expresiva, y he pedido a "Tomás - una voz artificial propiciada por la IA que nos inunda en estos tiempos" - un recitado acorde con su maquinal iniciativa.
Tomás es un tipo muy cuadriculado; tengo que decirlo.
Me ha costado un buen rato conseguir hacer cuadrar las pautas de su dicción de lata. Y no se aún si el resultado final es un acierto, o un acierto a medias.
Pero como no tengo ganas de poner mi voz personal a esta experiencia, voy a dejar que nos lo recite a la quinta o sexta vez de todos los intentos.
Y así la dejo:
picar ^^^ arriba
¡¡¡Y que cada cual recite a su personal entendimiento esta locura!!!
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