"las malas formas" nos pierden; pero ante la falta de "valores de fondo" ¡¡¡estamos perdidos!!!

las "malas formas" y/o la falta de "valores" 



Es verdad que las "formas" son importantes; y si se pierden estas, se pierde la razón, si alguna vez se llegara a tener. Pero es mucho peor perder el "fondo". Sin él, todos estamos perdidos. Si buscamos en el diccionario de la RAE el término "subvención", nos encontramos con esto: "subvención es la ayuda económica, generalmente oficial, para costear o sostener el mantenimiento de una actividad".  Si no rebuscamos otros matices, la famosa subvención de los 450 euros a los parados de larga duración, por parte del Estado, no tiene razón de ser. Porque no es subvención, apropiadamente dicho; pues no hay actividad. 

La reciente polémica - que seguro que continuará - despertada por la comunicación del Círculo Empresarial Leonés, "académicamente" tendría toda la razón. Lo malo es que las malas "formas" casi siempre "pierden", - hacen perder -,  a los valores de los "fondos" de todas las cuestiones. Y algunas voces cabreadas (de los sindicatos, por ejemplo)  simulan ir al fondo de la cuestión y caen, a su vez, en demagogias. 

No podemos discutir, - ni dudar siquiera -,  que la situación extrema de los "posibles beneficiarios" de esta ayuda, lo es en grado sumo. Pero, si queremos ir al fondo de la cuestión - de la terrible cuestión de toda nuestra sociedad, productiva e improductiva - debemos admitir que esta receta ya ha sido aplicada durante muchos años sin resultados positivos definitivos. Y a veces, - muchas, muchísimas veces - estas recetas se han facilitado como quien consulta un vademecum; y hasta se han falsificado para su distribución. Y el enfermo principal no ha curado. Incluso ahora todos seguimos pensando que así no curará.

 El error está en la diagnosis. O más atrás aún: en la confianza que nos merecen los médicos de esta situación agónica. Tenemos doctores que no son "técnicos, especialistas", que sólo quieren leer - y seguir las instrucciones - de vademecums desfasados e inadecuados. Y es que también los ciudadanos nos limitamos a acudir a los ambulatorios - y alguna vez a las urgencias - sólo para salir del paso. Pero eso no es curar. Y lo más grave es que hemos entregado la toalla, convencidos de que "esto no lo arregla ni cristo"; y a menudo pensamos que ni siquiera deseamos curar. Para curar hay que luchar, y rebelarse. No nos vale tumbarse en un lecho blanco y frío, - aunque sea aparente y fictíciamente cómodo - y ponernos una pastilla debajo de la lengua; y esperar la próxima visita del doctor, o la siguiente cita cada seis meses... El corazón está más abajo de la lengua atrofiada; y es necesario hacerlo funcionar. En movimientos reales de sístoles y diástoles (contracción, dilatación ). Y la sangre que riega y hace funcionar a todo el organismo es la confianza.Si falta ésta, se nos encharca el corazón.   

Por eso, vamos a ser responsables todos. En las formas, claro que sí; pero sobre todo en el fondo de la cuestión. Y casi todos pensamos que es el tiempo de remedios quirúrgicos extremos. Excepto los médicos ignorantes que nos siguen tratando. Quizás porque saben que ellos son el verdadero cáncer de nuestra salud; y no son capaces de admitirlo. Por eso, basta ya de pamplinas, de malas formas, y de desesperada ausencia de valores de fondo. Porque la crisis de valores nos va a matar. De hecho, es un milagro que todavía estemos vivos. 

  

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