ojalá
En la reciente jaculatoria de esta precampaña electoral que nos anega, se adivina una resignación atea. Es recurrir a un dios en el que no se cree. Y del que poco se espera. Es dejar en la cara de los dados nuestra suerte. |
OJALÁ
En la reciente jaculatoria de esta precampaña electoral que nos anega, se adivina una resignación atea. Es recurrir a un dios en el que no se cree. Y del que poco se espera. Es dejar en la cara de los dados nuestra suerte.
La teoría etimológica más creible nos lleva al árabe "law sha`aAllah", que significa "¡Si dios quisiera!" (Ni siquiera si Dios quiere)
En alguno de los dialectos andalusíes se convertiría en "lawsha´allah", como palabra propia, derivando a "lawshallá", y luego a "loshalá". El castellano antiguo lo toma, perdiendo la ele (l) inicial, y cambiando la "sh" por "x", pasando a ser "oxalá". A un paso de OJALÁ.
Los latinos decían UTINAM para decir ojalá. Y UTINAM está compuesto de "uti" y de "nam", y significa "¡ojalá que pluguiera a Dios!".
"Uti" viene de "ut", en el sentido de como, así como, para qué, a fin de qué...
Y "nam" quiere expresar "en efecto", "así pues"... con muchos sentidos posibles:
- sirve para explicar o motivar lo que se dice, o significa;
- sirve para pasar de un momento a otro en las transiciones, y entonces toma un sentido adversativo;
- en las proposiciones interrogativas da mayor energía al pensamiento...
"¡Utinam ne!" significa una cosa más cierta: ¡Ojalá que no!
¡¡¡Ojalá que no nos tomen más el pelo!!!
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