en minúscula: las ideas claras

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tener las ideas claras es un lujo que no está al alcance de todo el mundo...
ni siquiera de Platón, que situaba a las ideas en una caverna (oscuridad), donde se confunde lo sensible y lo insensible. 
ni siquiera de Voltaire, que presumía de ser uno de los máximos representantes de la ilustración, y no dejaba de ser un seguidor del caos de las ideas claras. porque las luces de la razón suelen despeñarse en el caos, cuando presumen de combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. al fin y al cabo - y también en el principio... - el caos es ese estado de confusión y desorden en que se hallaba la materia hasta el momento de la creación del cosmos. e incluso después, porque la creación es un estado sucesivo e imperfecto que implica desórdenes y confusiones repetidas. no hay ningún dios, - ni creador ni justiciero -, que sea capaz de hacernos ver a los hombres las ideas claras. porque la claridad absoluta no existe; ni nunca existirá... 

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