"soy ateo, gracias a dios..."


La frase, originalmente, es de Buñuel. 
Como persona privada la puede decir cualquiera. Incluso en varios ámbitos. 
Pero en un nivel público y representativo cualquier persona no puede - no debe - pronunciarla. Ni pronunciarse. Al menos mientras se acepte que estamos en un estado laico. Porque "laico" es distinto de "ateo". Es, llanamente, "no religioso", "civil". Mientras que "ateo" puede llegar a ser "irreverente". 
Desde la representación no se puede - no se debe - "usar el nombre de dios en vano". Y menos usarlo con intereses espurios. O de menosprecio a los demás. A los que se pretende hacer de menos.
Las siguientes frases, oídas en estos días a nuestros representantes, son fundamentalmente blasfemas. Dejando a un lado a Dios (a cualquier dios), son una injuria contra las demás personas. O una falta de respeto, por lo menos.

  
PRESIDENTE DE UN GOBIERNO

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