Si vas a San Blas, tráeme un san blasín... (3)


Retomo a la entrada de hoy hace años.
San Blas, la fiesta de mi pueblo, no tiene fecha. Es irrepetible...
Hoy vuelvo a San Blas:

Escucha un ejemplo de esta música entrañable. ¡Y baila!

(no te sorprendas: puede ser "después de la publicidad" de 30 segundos)


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"¡Si vas a San Blas, echa un baile por mí!"...

Hoy he estado en mi pueblo, La Seca; donde tengo mis raíces. Hoy es San Blas, su fiesta grande; que se ha quedado pequeña en su exterior... Pero que sigue siendo grande en el corazón de todos los arraigados de mi pueblo. Entre ellos, yo.

Tengo en mi retina y en los tímpanos de mis oidos aquellos bailes en el salón de Efigenio. Yo era un niño. Me gustaba sorprender a las parejas de jóvenes ennoviados - y de maduras parejas, también -, deslizando sus pies juntos e inusitadamente acompasados en el suelo de cemento gris. La orquesta de músicos, - cuatro, no más : batería, trompeta, acordeón y saxofón - hacía los bailes interminables, pieza tras pieza...

Todavía recuerdo, en el fondo de mi nostalgia, la primera melodía de cada sesión. Era un pasodoble, tocado y bailado en el salón de Efigenio... Pero los pasodobles más íntimos los bailaban los diestros bailarines, - "más agarraos" -, en el baile después de cena... sin niños ya.

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