cui bono, cui prodest?

cui bono?

La expresión "Cui bono", - también utilizada como "Cui prodest" - , ("¿Quién se beneficia?"), es una locución latina, que hace referencia a lo esclarecedor que puede resultar en muchos casos, a la hora de determinar la autoría de un acto que permanece desconocida (por ejemplo, en un delito), el preguntarse por, y llegar a determinar, quiénes se habrían de beneficiar con sus resultados. Es considerado un principio del Derecho Romano.

La frase completa ,"¿Cui prodest scelus?", se atribuye a Séneca, en su Medea -... Medea es sinónimo de tragedia. De tragedia griega (de Eurípides), de tragedia romana (Séneca). Y de tragedia actual, en estos tiempos convulsos. Me refiero a los tiempos convulsos de la crisis: financiera, económica, política, social, y humana... que estamos sufriendo. Crisis tiene (puede tener) algo de positivo. En una enfermedad es el punto en que se empieza a salir de una estancada situación. Si la dirección es hacia la luz, la crisis es buena. Dichosa crisis. 

Pero vamos al "cui bono" de todo este intríngulis hiriente. Los beneficiados de la crisis están siendo los creadores de la misma. Aunque por el camino se hayan llevado a la tumba a muchos ingenuos compañeros. Todos leemos entre líneas que los culpables fueron los bancos; pero ellos han sido los que han recibido las ayudas para seguir jodiendo, con la disculpa de que "hay que apaciguar a los mercados".  La economía no ha sido salvada; sólo han salvado la "econosuya". 

¿Y qué decir de los políticos de turno? Se puede estar mirando hacia otro lado, mientras viene la tormenta. Se puede negar que está cayendo un chaparrón impresionante. Se puede estar sentado en la colina del poder, mirando cómo crece la riada y se "arrían" las vidas de los valles... Pero también se puede dejar de abrir los paraguas, y de atreverse a mojarse por los demás el culo. Porque los demás importan un carajo. Son bobos e infelices. "Ya los veremos en las urnas".   Porque los políticos sólo piensan en las urnas. Y esta vez las urnas debieran ser, para ellos, grandes ataudes.  Pero ataudes propios, con sus siglas escritas bien alto y claro. Resonantes. 

"¿Cui prodest?"... Cada día que pasa envidio más a los tunecinos. Al pueblo de bobos e infelices que no tienen nada que perder, porque ya lo han perdido todo. Hasta los mil quinientos kilos de oro que se llevó, en la huida, la mujer de su principal saqueador. 

Aquí, entre nosotros,  nos toman por bobos, montándonos polémicas absurdas para despistar la acuciante situación de crisis negativa. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar, parados; y lamentablemente parados... ¡¡¡y creciendo!!!. Así, de esta manera, no hay moribundo que resista. Porque todos somos moribundos.   
      

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