la mala "especie"


Publicado antes en este mismo blog (28.11.2010)... Merece la pena traerlo hoy... Y es una pena. 

Desde hace unos años hay en nuestra sociedad política una “especie” de miembros y de miembras, que está abundando como una plaga de hemípteros anopluros o malófagos, o de insectos nocturnos y corredores. Es auto considerada una “casta”. Y hasta incluso aceptada socialmente por una buena capa del conjunto de los ciudadanos. Pero, éticamente, deberíamos “descastarla”. Hasta higiénicamente, vamos.

Esa “especie” de “personas despreciables”, según parece, se han escapado de los laboratorios de algunos partidos políticos, donde estaban haciendo prácticas de un nuevo movimiento socio-político en cierto modo peligroso. ¡Qué en cierto modo!: De todos los modos: ¡peligroso y preocupante!... El movimiento se puede resumir en este lema: “Un pensamiento único, una única práctica”.

Se han elegido los tipos, - y las tipas -, para la práctica, con una condición necesaria y casi única, en dos mitades: ser ignorante y atrevido.  Ya se sabe: nada hay tan atrevido como la ignorancia. Y se han apuntado un huevo. Casi todos cumplen los requisitos. Los que están aún en el “casi” se están esforzando, y prometen ajustarse al formulario. Seguro que lo consiguen.

Los ejemplos de todo esto los tienen ustedes en la mente. Aunque no sean demasiado listos, ni se atrevan a tanto. No merece la pena citarlos.  Sólo mencionaremos los genéricos:
-          La economía se aprende en una tarde.
-          Las soluciones hay que supeditarlas a los intereses electorales.
-          El estado son muchos estados, pero un único Estado: “el papá Estado”.
-          Los servidores no son sirvientes; más bien se apuntan para servirse…
-           La cultura es patrimonio de una “mano” política: la gobernante. Quiero decir la dominante. Porque gobernar es otra cosa.
-           
 La Política es el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados, comunidades, regiones, etc.
La política (del griego πολιτικος (politikós) «ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad») es el proceso y actividad, orientada ideológicamente, de toma de decisión de un grupo para la consecución de unos objetivos. La ciencia política estudia dicha conducta. El nacimiento del término se produjo en el siglo V antes de Cristo, en Atenas. Aunque en algunos paises actuales no haya nacido todavía. Desgranando la palabra, - polis y tiké - coincido con Aristóteles al pensar que la felicidad más completa, la fortuna (sobre todo, la buena), y la virtud, se pueden alcanzar mejor en una ciudad. No en una ciudad de edificios físicos, de calles, y de barrios; sino en una ciudad de cuidadanos. En ese sentido, política es una palabra razonable: polis: ciudad; tiké: fortuna, virtud. Pero desde los viejos griegos, esta palabra se ha contaminado. Y hasta prostituido.

Las definiciones clásicas apuntan a definir política como el "ejercicio del poder" en relación a un conflicto de intereses. Son famosas las definiciones fatalistas de Carl Schmitt de la política como juego o dialéctica amigo-enemigo que tiene en la guerra su máxima expresión; o de Maurice Duverge como lucha o combate de individuos y grupos para conquistar el poder que los vencedores usarían en su provecho. Hoy, muchos políticos comparten esta práctica.

Una perspectiva opuesta contempla la política en un sentido ético, como una disposición a obrar en una sociedad utilizando el poder público organizado, para unos objetivos provechosos para el grupo. Así las definiciones posteriores del término han diferenciado poder, como forma de acuerdo y decisión colectiva, de fuerza como uso de medidas coercitivas o la amenaza de su uso. Hay pocos seguidores que prediquen esta doctrina. Y que la practiquen, menos todavía.

Podríamos hablar de sistemas, de teorías, de ideologías, de geografías... todas con el apellido de políticas. Pero eso nos llevaría mucho tiempo. Y quizás acabaríamos con la cabeza caliente y los pies fríos. Yo prefiero poner aquí, a modo de resumen, un pensamiento de Borges:
.. "Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas."
A menudo escuchamos discusiones en la barra del bar, o en las sobremesas de las comidas entre amigos, que acaban con una jaculatoria socorrida: "¡La política, y la madre que la parió!"... Nos  parece que la política tiene mucho de suegra. Y no solo por aquello de que la suegra sea la madre política; ni por esto, bien común entre nosotros, de que ambas (la suegra y la política) tengan, -¿merecida?- mala fama.

Nos gustaría inventar una palabra nueva para designar a esta realidad, o a este sueño que tenemos de cambiar las conductas de los hombres. Y puestos a discurrir, la llamaríamos: cítica, civítica... por lo de ciudadano y civil; ó andrótica, por lo de hombre (ó ginética, por lo de mujer). O quizá mucho mejor: psiquética, por lo de alma. Porque la conducta es la obra del alma. Y alma tenemos todos, incluso los políticos.

Una definición más actual, y acorde con estas palabras nuevas, sería "el ejercicio del saber". Porque no es lo mismo el poder que el saber. Al menos, no debería ser lo mismo. Recuerdo aquí algunas nociones básicas que escribí hace algún tiempo:

Tenían razón los clásicos. Para nosotros,  la autoridad reposa en la auctoritas —saber socialmente reconocido—; no en la potestas —poder interesadamente reconocido—...
- saber es ser docto en alguna cosa; tener habilidad o capacidad para hacer algo.
- poder es dominio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa. Fuerza, vigor, capacidad. Facultad que alguien da a otra persona para que, en lugar suyo y representándole, pueda ejecutar una cosa. Se usa más en plural: poderes.
- energía, vigor, autorización, prerrogativa, empuje, potestad, poderío, preponderancia, fuerza, mando, potencia, dominio, permiso.
 ...
     Hay otra visión utópica (de visionario) de lo que se debería entender por un buen político:

capataz: persona que gobierna y vigila a cierto número de trabajadores. persona a cuyo cargo está la labranza y administración de las haciendas de campo.
capaz: adj.: que tiene capacidad para contener algo. grande o espacioso: un auditorio capaz para dos mil personas. apto, con la preparación necesaria para hacer algo: es muy capaz para el dibujo. de buen talento, inteligente: es un chico muy capaz. atrevido, resuelto. Se construye con la prep. de: es capaz de enfrentarse a él.
adv. amer.: quizá: si siguen las heladas, capaz perderemos la cosecha.
capacidad: posibilidad que tiene algo de contener en su interior otras cosas: diez litros de capacidad.
extensión o espacio de algún sitio o local: el teatro tiene una gran capacidad. aptitud o suficiencia para algo: tiene capacidad para dar la clase. talento o inteligencia: quedó patente su capacidad para los idiomas.
DER.: aptitud legal para ser sujeto de derechos y obligaciones.
INFORM.: máximo número de bits almacenable en una memoria.
FÍS.: cantidad de energía eléctrica que se almacena en un condensador.
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Esta es nuestra esperanza: que así sean los políticos:

“Soy capataz, aunque no soy jefe de un grupo de personas trabajadoras. Soy capaz: me he hecho grande, espacioso, puedo contener algo, aspiro a ser talentoso, inteligente, y atrevido... Aspiro a todo eso: ¡capaz seré!. Tengo capacidad para contener muchas cosas, he tomado extensión, presumo de suficiencia en alguna cosa, y baso mi talento en el trabajo. Mi ordenador ha crecido en bits. Mi cabeza también: en memoria, en síntesis, y en raciocinio. Y tengo tanto derecho como el que más.
Y sobre todo, soy capataz por una cosa: hago que hagan los demás. Este enunciado me lo acabo de inventar yo. Esa es mi esperanza”.
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En relación con la cultura:
«Se asume comúnmente que hay una cultura, pero que ella es propiedad de una fracción de la sociedad; y de esta proposición, se llega habitualmente a una de las dos conclusiones siguientes:
- o la cultura no concierne sino a una minoría y no habrá más lugar para ella en la sociedad del futuro;
- o bien en la sociedad futura la cultura que ha sido la propiedad de la élite debe ser puesta a la disposición de todos»
(T.S. Elliot)

Nosotros decimos  que los políticos no deben dedicarse a hacer cultura, mientras lo sean. Mientras lo sean, deben dedicarse a propiciar la Cultura con mayúsculas. Sería suficiente.
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Un día de estos pondremos aquí, o en algún sítio, ejemplos con nombres y apellidos.



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