en el museo (el Cristo de Carrizo)
En el museo
El talento de un hombre
dejó su firma
en el colmillo de un elefante.
Me mira Dios,
con ojos de pez, enormes;
y con barbas de Hammurabi.
Suda negras vetas serenas,
de arriba
abajo.
Abre los brazos, cortos;
y grandes, sus manos,
me bendicen, inertes.
Está firme, en el libro
de la vida,
descrucificado.
Es el Cristo de Carrizo,
pequeñín, pequeñín...
¡Me está mirando!
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