El paraíso es un lugar minúsculo
El paraíso es un lugar minúsculo “Me dormiré después de contar que en un lugar minúsculo de mi vida obtengo el paraíso si pudiera encontrarlo”. (Dice Luis Miguel Rabanal , medio prologando el último libro de “su costilla”, MJ Romero, “NO HAY VALIENTES EN EL PARAISO ”) Amigos ambos, Rabanal/Romero: vamos a dejar de lado el Paraíso, ese lugar donde nos dicen que se goza de Dios eternamente. Que se espere el buen Dios, si existe, y nos está oyendo. Paseemos juntos mejor - si es que podemos - por un jardín “delicioso”; cojamos , si nos dejan, las flores blancas diminutas del árbol de paraíso, que lucen en su interior un corazón amarillo rojizo: salpicado de bilis y de sangre. En este bosque oscuro, una rama se corta del tronco tortuoso, pero el árbol queda en pie, para que se repueble con la “delicia” los sitios más amenos. Pero la delicia es un placer tan vivo, tan sensual; pero tan corto, ay. Por eso, busquemo